Los Bonesplitterz y los war boars comparten un vínculo desde la Era de los Mitos, y a menudo se les puede encontrar dirigiéndose contra las filas del enemigo a gran velocidad, dispuestos a ser los primeros en derramar ...

En ocasiones los orruks de diversos clanes en los reinos mortales se dedican a vagabundear. A menudo acaban en una Gob Rukk de los Bonesplitterz: abandonan las complejidades de la vida como las armas de metal y la ropa, ...

‘Ere we go! Huge, hulking brutes, much taller and broader than a man, the Ironjawz rumble across the mortal realms in search of a good scrap. To them, nothing is so pleasing as the sound of battle – blades on metal, ...

Los Archai son los guardias de élite de Nagash y los mayores de los Morghasts. Sólo los tenientes más cercanos a Nagash pueden comandarlos y únicamente los mayores héroes de la raza mortal tienen poder para vencerlos.

En tiempos pretéritos, poderosos caudillos combatían a lo largo y ancho de las tierras. A su muerte, esos brutales guerreros eran sepultados, y sus tumbas se protegían de ladrones y saqueadores mediante hechizos ...

Los Black Knights cabalgan junto a su Wight King. Son los príncipes y nobles de su reino, y todos ellos están entregados al servicio de su señor como sólo los muertos pueden estarlo.

Portadores de una terrible y antigua maldición de locura, los Abhorrent Ghoul Kings son monstruos salvajes que se creen príncipes y señores nobles. Siseando a través de sus bocas de colmillos ensangrentados dirigen a ...

Hidden among the ruins of the Mortal Realms thrive the Flesh-eater Courts. Trapped within a horrific delusion, convinced that their cannibalistic feasts are splendid and grandiose visions of nobility, these courts of ...

El Toxicrene se alza sobre las progenies a las que acompaña la batalla, fustigando con sus extremidades tentáculo a quienquiera que se le acerque. Pero la bestia se ha ganado su temible reputación por las sofocantes ...

El Harúspex es una bestia feroz creada para consumir biomasa a un ritmo vertiginoso. Puede devorar un pelotón entero en cuestión de segundos, engullendo una víctima tras otra sin parar.