Lo único que mantiene a raya a estos mórbidos trillizos es el equilibrio entre sus personalidades opuestas. El pragmático Otto, cerebro del grupo, y el malicioso mago Ethrac van a la batalla subidos a la espalda de su hermano Ghurk, una criatura tan grotescamente sobredimensionada por las bendiciones de Nurgle que podría aplastar a cualquier enemigo que se pusiera en su camino casi sin darse cuenta.
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