En tiempos pretéritos, poderosos caudillos combatían a lo largo y ancho de las tierras. A su muerte, esos brutales guerreros eran sepultados, y sus tumbas se protegían de ladrones y saqueadores mediante hechizos chamánicos. Hace ya mucho tiempo que muchos de esos sepulcros desaparecieron, aunque otros perduran. Algunos se construyeron el lugares en los que la magia oscura fluye y se acumula. En estos lugares malditos, los fallecidos no descansan. Cuando la magia oscura se intensifica, los caudillos de antaño se alzan de sus criptas como Wight Kings con un brillo de vida antinatural en los ojos. El más leve toque de su espada roba la vida del enemigo y hiende carne y huesos sin esfuerzo alguno.
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