Los jefes de los huargos salvajes que merodean por el norte son las bestias más grandes y feroces de su razas, pues no en vano se han alzado como líderes de sus manadas, y para conservar ese estatus de dominancia deben pelear constantemente contra los huargos más jóvenes. Numerosas cicatrices atestiguan la cantidad de desafíos que han tenido que superar; cuantas más lucen, más mortíferos son.