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En los lugares más aislados de la Tierra Media, los muertos andan, ligados a este mundo por la hechicería o la maldición. Casi todos los seres no muertos están al servicio de Sauron, que forjó su existencia inmortal. Por otro lado, los espíritus de Dwimorberg están vinculados a un destino diferente. Cuando Elendil marchó contra Sauron, su hijo Isildur, llegó a Dwimorberg y prometió a sus habitantes ayudarlos contra las fuerzas de Mordor. Pero cuando Isildur llamó a las armas a la gente de las montañas, estos se dispersaron y huyeron, sepultándose a sí mismos en su fortaleza, en vez de luchar para cumplir con su promesa. Al sentirse traicionado, Isildur les maldijo a vagar por las colinas durante toda la eternidad hasta que cumplieran su promesa. A día de hoy, aún no lo han hecho...