Los guerreros que se comprometen con los Dioses Oscuros acuden a Ochopartes como si fuera su tierra prometida. Aquí, buscan probarse a sí mismos, conquistar, elevar sus asquerosas ofrendas y deleitarse con la matanza. Una miríada de bestias aulladoras y daemons sedientos de sangre los siguen, ansiosos de llamar la atención de los Dioses y ganar la gloria infernal.
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