Los ojos de un Evocator en plena furia de batalla brillan y echan chispas, y bajo la piel se le marcan las venas cargadas de electricidad; esa misma energía recorre su espada tempestad y su varatormenta mientras avanza, brotando en arcos voltaicos que buscan el suelo. Esos estallidos son mortíferos y pueden chamuscar a cualquiera que esté cerca si no se canalizan de forma consciente y cuidadosa; pero cuando eso sí ocurre, esa energía puede servir para fortalecer a otros Stormcast Eternals con el poder de Azyr. Los Evocators más belicosos montan en enormes criaturas de aspecto a la vez felino y reptiliano, conocidas como Dracolines. Esos seres van acumulando magia y la pueden liberar en un gran estallido abrasador al saltar sobre su presa; si eso se combina con su pavoroso rugido, hace que un Evocator y su montura sean capaces de derribar un Mournfang con tal fuerza que sus compañeros huirán por miedo a morir.
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